La infidelidad es un tema que siempre ha generado controversia en el ámbito de las relaciones humanas. A lo largo de la historia, se ha considerado como un acto inmoral y perjudicial para la pareja y la familia, pero también ha sido aceptado como una práctica común y tolerada en determinadas culturas. Sin embargo, la psicóloga belga Esther Perel ha llevado esta discusión a otro nivel, explorando los mecanismos psicológicos que subyacen a la infidelidad y el deseo en las relaciones humanas.
Esther Perel es una reconocida psicoterapeuta y escritora que se ha especializado en el estudio de las relaciones humanas, en particular en la dinámica de las parejas y el impacto de la infidelidad en ellas. Perel sostiene que la infidelidad es un fenómeno complejo que puede tener efectos positivos o negativos en una relación, dependiendo del enfoque que se le dé.
En su libro «Mating in Captivity» (traducido al español como «El amante japonés»), Perel explora la tensión entre la necesidad de seguridad (amor, pertenencia y cercanía) y la necesidad de libertad (deseo erótico, aventura y distancia) en las relaciones humanas. Según Perel, estas dos necesidades son contrapuestas, pero a su vez se complementan. La necesidad de seguridad implica la creación de una zona de confort en la relación, en la que la pareja se siente protegida y segura en su vínculo emocional. La necesidad de libertad, por otro lado, se basa en el deseo de explorar nuevos horizontes, experimentar nuevas sensaciones y mantener una autonomía emocional.
¿Es posible la infidelidad consentida en una relación?
Perel sostiene que muchas veces el adulterio es algo que puede revitalizar una relación, aunque no lo recomienda. Según ella, la infidelidad puede funcionar como un catalizador para la exploración de nuevos aspectos en la relación, generando una mayor emoción y pasión en la pareja. Sin embargo, advierte que esto no es algo que suceda automáticamente, sino que depende de cómo se maneje la situación y de la actitud que se tenga hacia ella.
En este sentido, Perel enfatiza la importancia de la comunicación y la honestidad en la pareja. La infidelidad no necesariamente implica el fin de la relación, pero sí puede ser una señal de que algo no está funcionando bien en la misma. Perel señala que es fundamental que la pareja tenga un espacio para expresar sus sentimientos, sus deseos y sus preocupaciones, sin juzgarse ni culparse mutuamente. De esta manera, se puede generar un diálogo constructivo que permita comprender mejor la situación y encontrar soluciones.
¿En qué se basa el deseo?
El deseo es el impulso que lleva a buscar el placer sexual, ya sea en pareja o en solitario, a través de la masturbación. El deseo es un concepto que ha sido estudiado por numerosos psicólogos y sexólogos a lo largo de la historia, y que ha sido objeto de controversia debido a su carácter intangible y subjetivo. Sin embargo, Esther Perel ha aportado una mirada innovadora al tema, explorando los mecanismos psicológicos que subyacen al deseo en las relaciones humanas.
Según Perel, el deseo se basa en la necesidad de ser visto, reconocido y aceptado por el otro. El ser humano tiene una necesidad innata de ser percibido y valorado por los demás, y esta necesidad se manifiesta en el ámbito sexual a través del deseo. El deseo implica una búsqueda constante de la mirada del otro, de su aprobación, de su deseo de estar con nosotros. Esta búsqueda no es meramente física, sino que implica un aspecto emocional y psicológico.
¿Cómo mantener viva la llama en una relación?
El deseo se alimenta de la novedad, la libertad, la autonomía y la incompletud. Estos cuatro aspectos son fundamentales para mantener viva la llama del deseo en una relación. La novedad implica la exploración constante de nuevos aspectos en la relación, la búsqueda de nuevas sensaciones y experiencias. La libertad se refiere a la capacidad de cada miembro de la pareja de mantener su autonomía emocional y su independencia, sin sentirse amenazado por la relación. La autonomía se basa en la capacidad de cada uno de los miembros de la pareja de tener sus propias metas, sus propios intereses y su propia vida independiente de la relación. Por último, la incompletud se refiere a la necesidad que tiene cada ser humano de sentirse incompleto, de tener una carencia que necesita ser llenada.
La volatilidad del deseo
El deseo se ve afectado por diversos factores de la vida cotidiana que lo hacen volátil. Según Perel, el deseo es sumamente sensible a los cambios en la vida cotidiana de las personas, y puede ser afectado por diversos factores como el estrés, la fatiga, la rutina, la monotonía, la falta de tiempo y la falta de espacio para uno mismo. Estos factores pueden llevar a una disminución del deseo en la pareja, y pueden generar una sensación de desapego y desconexión.
En este sentido, Perel enfatiza la importancia de cultivar el deseo en la relación, a través de diversas estrategias como la creación de un espacio para la intimidad y el placer, la exploración de nuevas formas de contacto físico y emocional, la valoración de la novedad y la creatividad, y la generación de una comunicación abierta y honesta. Estas estrategias pueden ayudar a mantener viva la llama del deseo en la pareja, y a generar una mayor conexión emocional y sexual.
En definitiva, Perel ha logrado explorar el tema de la infidelidad desde una perspectiva más amplia y compleja, reconociendo su potencial tanto para dañar como para revitalizar una relación. Asimismo, su mirada sobre el deseo ha permitido una comprensión más profunda de los mecanismos psicológicos que subyacen al mismo, y ha ofrecido herramientas para cultivar y mantener vivo el deseo en la pareja. En definitiva, la visión de Esther Perel es una invitación a reflexionar sobre las relaciones humanas desde una perspectiva más amplia y profunda, que permita una mayor comprensión y valoración de la complejidad del ser humano y de sus necesidades emocionales y sexuales.
Imagen de portada: Sandro Botticelli, The Birth of Venus, 1484–1486